Obarra

Nací en Zaragoza. Desde muy pequeño me atrajo la fotografía y la capacidad de capturar momentos fugaces y transformarlos en eternidad. Pero mi interés iba más allá de hacer fotos, quería transmitir emociones y hacer felices a las personas.

Tras licenciarme, me sumergí en el mundo de la fotografía industrial, campo en el que trabajé durante 6 años. Un día, decidí crear un punto de inflexión, embarcarme en un viaje de autodescubrimiento. Pronto descubrí que mi verdadera pasión residía en plasmar pensamientos e ideas en mis imágenes.

Cada fotografía se convierte en una ventana a mi imaginación, donde pensamientos y emociones se entrelazan en un ballet poético. Las imágenes no son sólo retratos o paisajes; son mis reflexiones más profundas y mis sueños más íntimos llevados a la realidad tangible. El proceso creativo se convirtió en una terapia, una forma de liberar mi mente y dejar que mis ideas fluyeran libremente.

A medida que sigo evolucionando, mi trabajo también evoluciona. El objetivo es captar la felicidad en todas sus formas y matices. Cada imagen es un recordatorio de la belleza oculta en los detalles cotidianos y una invitación a apreciar la magia que se encuentra en la sencillez.